Asdrúbal funda una nueva Cartago

Panorámica de Cartago Nova y su puerto.
Cartago Nova 228 a.C.- Una nueva ciudad ha sido fundada en Iberia tras la muerte de Amílcar Barca, y con ella de su período y de sus estrategias. Su yerno, Asdrúbal le ha sucedido al mando de la expansión por Iberia y ha escogido la ciudad ibérica de Mastia para refundarla como "Qart Hadashat", o lo que es lo mismo: Ciudad Nueva, en recuerdo de la africana Cartago. Un nombre que en latín se traduce como Cartago Nova.

Efectivamente han leído bien. Este mismo año fallecía Amílcar Barca en la toma de la ciudad de Hélice puesto que una vez sitiada, el cudillo oretano Orisón acudió a liberarla y Amílcar tuvo que huir muriendo ahogado en un río a los 42 años de edad. De esta forma quedaba el gobierno de las tropas cartaginesas en Iberia en manos de Asdrúbal quien ha organizado el ejército con mercenarios indígenas y contingentes africanos. Mediante una política conciliadora ha consolidado los terriotiros ocupados por su suegro Amílcar, lo que ha escamado a los romanos. Roma ha enviado una embajada en petición de las colonias griegas aliadas de los latinos. La embajada exigía a Asdrúbal no sobrepasar el río Íber y respetar la independencia de la colonia griega de Sagunto, algo que Asdrúbal se ha visto obligado a aceptar, pero que deja margen para la expansión cartaginesa. 

Tras poner la frontera con Roma en el río Íber, asdrúbal ahora nos sorprende con la fundación de esta Nueva Ciudad. El lugar, sin duda es excelente, dada la amplia y segura bahía, la riqueza en plata de la región, su proximidad a las costas del norte de África, estando emplazada dentro de las condiciones impuestas por Roma, y tampoco es desdeñable su riqueza en salinas algo muy beneficioso para nuestras salazones. También reúnen condiciones favorables los amplios campos de esparto que la rodean, que permitirán fabricar cordajes para los navíos. Todo ello, da pruebas del alto sentido político, diplomático y militar del que hace gala Asdrúbal. 


Akra Leuké

Akra Leuké 231 a.C.- Amílcar Barca ha fundado una ciudad en la costa mediterránea al sur del cabo de la Nao llamada Akra Leuké, que convierte en su nueva base militar. Desde esta nueva ciudad piensa que se puede dirigir mejor su campaña de extensión de la influencia cartaginesa por la península ibérica. En cuanto a los romanos, nos miran con recelo por los progresos que hace Cartago en Iberia. Tras conseguir Córcega y Cerdeña las han convertido en parte de su territorio; estos nuevos terrenos los consideran como botín de guerra al que llaman "provincia" (similar a: después de vencer) en donde designan a un pretor para que las gobierne en nombre de Roma. Esta situación no es nueva para ellos puesto que ya lo hicieron en su día con la arrebatada Sicilia. 

Amílcar llega a Iberia

Dishekel cartaginés con la efigie de Amílcar Barca.
Gadir 237 a.C.- Amílcar Barca ha llegado a Iberia, concretamente a Gadir, en compañía de su yerno Asdrúbal y su hijo Aníbal, para reclutar y entrenar aquí un ejército con el que derrotar a Roma en posibles futuros enfrentamientos, además de conseguir nuevos territorios tras los invadidos por los latinos que ya han conseguido dominar las tribus habitantes de Córcega y Cerdeña. De esta forma, y tras derrotar definitivamente a los mercenarios que amenazaban Cartago, Amílcar llega a Gadir con el consentimiento del senado para ampliar nuestras fronteras y hacer de esta ciudad su centro de operaciones. 

Amílcar no ha tenido problemas por ahora en su empresa de remontar el río sur, pero se ha complicado con algunos pueblos celtíberos como los turdetanos, descendientes de los tartesios, aunque les ha conseguido vencer matando a su caudillo Istolacio. Otro caudillo, Indortes, ha conseguido el apoyo de vetones y lusitanos y se han encaramado a las montañas del sur peninsular donde han creado resistencia. Pero no suponen un problema para Amílcar Barca que confiamos en que cumpla sus objetivos extendiendo la influencia de Cartago por toda Iberia. En cuanto a su hijo Aníbal, de nueve años de edad, ha venido acompañando a su padre tras haber cumplido una condición impuesta por Amílcar: jurar odio eterno hacia Roma.

Roma invade Córcega y Cerdeña

Gadir 239 a.C.- Amílcar Barca ha estado reclutando varios mercenarios de entre los pueblos de alrededor de Cartago, sobre todo después de las revueltas producidas por los anteriores mercenarios a los que Cartago no pudo pagar por los altos costes que supuso la guerra contra Roma y los pagos que esta exigió cuando aceptó la paz. Pero esas fuerzas no son suficientes para el ejército que necesita Cartago, y el siguiente paso iba a ser Cerdeña, lo que ya sabían sus habitantes. Ha sido así, como las tribus isleñas han pedido protección a Roma, la cual ha aceptado sin dilación a socorrerles, de una forma parecida a como ocurrió en Sicilia años atrás, desencadenando la Guerra Púnica.

Con las tropas romanas en suelo cartaginés de Cerdeña Cartago ha protestado con todo derecho, puesto que es un acto que vulnera de forma flagrante el tratado de paz firmado hace tan solo dos años. Aún así, Roma ha vuelto a declarar la guerra a Cartago, a condición para anularla de entregar a los latinos, no sólo Cerdeña, sino también Córcega. Los cartagineses, indignados, pero a la vez impotentes, no hemos tenido más remedio que aceptar este abuso y Roma se ha apoderado de nuestras mayores islas en el Mediterráneo. 

Fin de la Guerra Púnica

Gadir 241 a.C.- La guerra contra Roma ha terminado tras 23 años de lucha entre las dos potencias. Finalmente y tras tantos conflictos y tantas victorias cartaginesas, nos pesa propagar por la Península Ibérica que Cartago ha perdido la guerra contra Roma. Los latinos han conseguido construir una flota lo suficientemente poderosa como para arrinconar a nuestro gran sufete Amílcar Barca, y que este presentase su rendición en el presente año. Nos hemos visto obligados a abandonar completamente la isla de Sicilia y a pagar una pesada indemnización a la potencia italiana. La isla queda ahora en poder de Roma a excepción de la región del sur que queda en poder del aliado griego de Roma Hierón II. 


Panormo cartaginesa

Gadir 246 a.C.- Cartago ha vuelto a tomar la ciudad de Panormo. La reconquista de esta población supone el avance de nuestras fuerzas frente a la hostigadora Roma que se niega a rendirse en esta larga guerra. Y la victoria ha sido tras la llegada el poder de Amílcar Barca, un joven cartaginés que se ha puesto al mando de nuestras tropas sicilianas con tan solo 22 años de edad. Durante dos años, este joven soldado ha intentado llevar la guerra a la península itálica mediante ataques constantes a sus costas. Lilibeo nunca había resistido tan bien el asedio romano y Barca tiene intención de seguir con incursiones constantes por la isla.

Roma no sabe navegar

Gadir 249 a.C.- Una vez más la flota latina se ve sobrepasada por las fuerzas y conocimientos náuticos cartagineses. Roma ha vuelta a fracasar en su empeño por ganar esta guerra. La humillación de las huestes itálicas ha sido esta vez el intento de asedio al último reducto que queda en Sicilia, la parte de Lilibeo. Al mando de la flota estaba Publio Claudio Pulcro, apodado "el hermoso", hijo menor de Claudio el ciego y hermano de Apio Claudio Caudex. 

En lugar de mantener el asedio a Lilibeo que llevan practicando estos años, decidieron atacar nuestra flota que estaba en Drepanum, un poco más al norte. Finalmente, y cuando Claudio confiaba en un ataque por sorpresa, nuestras tropas les vieron acercarse y la flota ha sido destruida. Se dice que las aves del sacerdote que llevaban a bordo no querían comer y que Claudio las arrojó por la borda diciendo que "Si no quieren comer que beban", en un alarde de falta de fe. Un acto que sin duda llenó de temor a sus hombres. Por este hecho ha sido juzgado por traición imponiéndole una pesada multa.

Roma se sumerge en la guerra

Gadir 250 a.C.- Cinco años después de la derrota de las tropas romanas en las misma puertas de la ciudad de Cartago, la guerra sigue su curso. Aunque es evidente la desventaja romana que ya ha mostrado su debilidad ante el mar en dos ocasiones. Cuando llegaron a Roma las noticias del desastre de Régulo, el Senado envió su flota de nuevo. Pero en esta ocasión de no les valió de nada su astucia puesta en práctica anteriormente para suplir sus básicos conocimientos marítimos. 

Un marinero experimentado sabe reconocer la proximidad de una tormenta, pero no fue el caso de los romanos que les sorprendió en alta mar tras superar nuestros barcos que trataron de impedirles el paso. La flota romana fue destruida y miles de soldados murieron ahogados. Al llegar la noticia a Cartago se enviaron refuerzos, y hasta elefantes, a Sicilia. Pero Roma construyó una nueva flota en tres meses. Esta nueva flota zarpó hacia Sicilia y ayudó a tomar Panormo, pero fue sorprendida de nuevo por otra tormenta que la aniquiló al igual que a la flota precedente. 

Así se sucede la Guerra Púnica para los que le pusieron nombre. El enfrentamiento se alarga más de diez años y los que han osado enfrentarse a la dueña del Mediterráneo, no se rinden. Algo que tarde o temprano pagarán caro, aunque el mar ya parece haber cobrado su parte. 


La capital resiste el asedio romano

Gadir 255 a.C.- Cartago ha superado el asedio de Roma en las mismas puertas de la capital. El ejército al mando del cónsul Marco Antilio Régulo, apodado "el príncipe", ha sucumbido a los cartagineses dirigidos por el espartano Jánpito. 

Tras el asedio que lleva poniendo en práctica Roma a nuestra capital, Cartago, la ciudad se ha visto obligada a escuchar al espartano Jántipo, quien culpa a nuestros generales y su incompetencia para comandar a las tropas de la Guerra Púnica. Así, el espartano ha conseguido formar un ejército con 4.000 jinetes y 100 elefantes para enfrentarse al cónsul Régulo. Un ejército que hubiera sido mayor si pudiesen volver las fuerzas que quedan en Sicilia. Un enfrentamiento que no se hubiera dado si Cartago se hubiera rendido, lo que estuvo a punto de hacer, si no hubiera sido por las duras condiciones que el cónsul imponía.