Malaka, 300 a.C.- Lo que poco tiempo atrás fue el imperio más grande nunca antes visto por la historia, es hoy una herencia repartida entre los más allegados a Alejandro Magno. Y gracias a esa herencia, a día de hoy, cualquier griego puede trabajar, estudiar o desplazarse con facilidad por la mayor parte del mundo conocido, puesto que su cultura se ha extendido hasta límites insospechados. El mundo helenístico ha quedado dividido en cuatro partes: Una que comprende Grecia, Épiro y Macedonia gobernada por Casandro, la segunda abarca Egipto y Canaán con Ptolomeo I al mando, Lisímaco dominaba Tracia y Asia Menor exceptuando el recientemente independizado reino de Ponto (Mar en griego), y por último el Imperio Seléucida en manos de Seleuco I que incluye Siria y toda la Asia conquistada por Alejandro el grande.
Quedan por mencionar la colonia al sur de la Galia llamada Massalia, las ibéricas como Sagunto o Emporion, vecinas desde hace siglos, y las situadas al sur de Italia que junto con las ciudades de Sicilia conforman la Magna Grecia. Con respecto a estas últimas cabe mencionar el tratado de paz que Cartago se ha visto forzada a firmar con Agastocles (mencionados los sucesos hace diez años) cediendo al griego el dominio de la mayor parte de la isla. Piedras en el camino que sigue la grandiosa Cartago hacia el dominio del Mediterráneo y que aguarda su turno para ser la gran potencia hegemónica del mundo conocido. Entre tanto Alejandría se ha convertido en capital y núcleo de todo este mundo helenístico en donde Ptolomeo I ha querido hacer partícipes a los judíos de una ciudad cosmopolita. Urbe que pretende recoger el saber del hombre en una biblioteca que ha inaugurado este mismo año y que ha estrenado con los ejemplares nada menos que de la biblioteca de Aristóteles. Metrópoli que intenta englobar la cultura de la civilización en un templo dedicado a las musas donde los sabios vivan y trabajen impartiendo sus conocimientos, lo llaman Museo.
Quedan por mencionar la colonia al sur de la Galia llamada Massalia, las ibéricas como Sagunto o Emporion, vecinas desde hace siglos, y las situadas al sur de Italia que junto con las ciudades de Sicilia conforman la Magna Grecia. Con respecto a estas últimas cabe mencionar el tratado de paz que Cartago se ha visto forzada a firmar con Agastocles (mencionados los sucesos hace diez años) cediendo al griego el dominio de la mayor parte de la isla. Piedras en el camino que sigue la grandiosa Cartago hacia el dominio del Mediterráneo y que aguarda su turno para ser la gran potencia hegemónica del mundo conocido. Entre tanto Alejandría se ha convertido en capital y núcleo de todo este mundo helenístico en donde Ptolomeo I ha querido hacer partícipes a los judíos de una ciudad cosmopolita. Urbe que pretende recoger el saber del hombre en una biblioteca que ha inaugurado este mismo año y que ha estrenado con los ejemplares nada menos que de la biblioteca de Aristóteles. Metrópoli que intenta englobar la cultura de la civilización en un templo dedicado a las musas donde los sabios vivan y trabajen impartiendo sus conocimientos, lo llaman Museo.
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