Aníbal aterroriza a Roma

Monedas acuñadas en Cartago Nova en honor a Aníbal Barca.
Cartago Nova 217 a.C.- Publio Cornelio Escipión ha sido enviado a Iberia para ayudar a su hermano Cneo. Entre los dos han fundado una ciudad, según parece, destinada a convertirse en su centro de operaciones: Tarraco. Aunque para ello han tenido que combatir en Cissa al nuestro general Hannón y al pueblo de los ilergetes. Aníbal también ha enviado a su hermano menor, Magón para que ayude al que dejó aquí, Asdrúbal, y que juntos defiendan Iberia de la invasión romana.

Entre tanto, Aníbal conduce su ejército por los Apeninos hasta las cercanías del lago Trasimeno, en Etruria. El camino no ha sido fácil puesto que se perdieron todos los elefantes a excepción de uno. Han tardado cuatro días en cruzar la marisma con lo que una epidemia de peste se ha propagado por las tropas llegando incluso al ojo que ha perdido nuestro campeón. Roma envió un ejército aún mayor que el anterior al mando de Cayo Flaminio, pero gracias a un estrecho sendero que corría por el margen de una colina, Aníbal pudo sorprender a los romanos y provocar una auténtica matanza. 

Sin embargo, pese a la victoria, los pueblos etruscos permanecen fieles a Roma, algo que ha sorprendido a nuestro sufete, cuya intención era levantar a toda Italia contra Roma. Así, Aníbal cree que necesita una victoria más. Algo que Roma no piensa dar fácilmente, pero está tan aterrorizada que han nombrado a un dictador llamado Quinto Fabio Máximo quien evita en todo momento el enfrentamiento directo atacando sólo destacamentos y huyendo en cuanto se responde con el grueso de las fuerzas cartaginesas. Así han acabado por llamarlo Cunctator (el que dilata), y aunque su estrategia ha ido desgastando a nuestro ejército, le han tachado de cobarde y se espera que sea depuesto en breve.

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