Cartago Nova 153 a.C.- A pesar de que en el 180 llegó Tiberio Sempronio Graco y firmó treguas y tratados con celtíberos y vacceos, al tiempo que derrotó a lusitanos y vascones, afianzando las fronteras de Hispania, no fue suficiente para apaciguar las tribus de Iberia. Es cierto que el romano consiguió apaciguar esta frontera durante casi 30 años, pero las incursiones a la parte romana de la península se han multiplicado en los últimos años por parte de varias tribus lo que obligó a la República a enviar al cónsul Quinto Fulvio Nobilior con un ejército 30.000 hombres a la península.
La presencia del ejército romano ha provocado que dos tribus indígenas, los belos y los titos, se hayan refugiado en la ciudad de Numancia. Los habitantes de esta ciudad son arévacos y en tiempos de paz suele albergar a unas 4.000 personas, pudiendo duplicar su población. Rodeada casi en su totalidad por el río Duero es fácil de defender y por lo que se sabe, se ha convertido en refugio de cuantos huyen de Roma. Por esto Nobilior se dirigió a esta ciudad, pero por el camino ha sido derrotado por un grupo de arévacos conducidos por el jefe belo Caros, muerto en combate. Nobilior ha acampado a unos seis kilómetros de Numancia desde donde la asedia confiando en sitiarla pronto.
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