Galba y los lusitanos

Valentia 150 a.C.- La República ha enviado a Hispania como pretor a Servio Sulpicio Galba. Acompañándolo se encuentra el cónsul Lucio Licinio Lúculo y Escipión el Joven como legado senatorial. Probablemente para ganar fama militar, Galba atacó a los vacceos el años pasado sin motivo y los sitió en Cauca, los cuales, poco belicosos, aceptaron pagar un tributo a cambio de dejarlos en paz. Pero la noticia se extendió por toda Hispania y se produjeron varias sublevaciones. Espición ha podido apaciguarlos hasta ahora con su diplomacia, pero Galba se ha enfrentado a los lusitanos en la frontera norte de la Hispania Ulterior obteniendo grandes pérdidas. Así ha prometido a este pueblo de Iberia un reparto de tierras que cultivarían sus familias bajo la protección de Roma. Unos 30.00 lusitanos acudieron ante tal oferta y Galba les pidió que entregaran sus armas en señal de amistad. Así lo hicieron, lo que Galba aprovechó para acuchillar a 9.000 y apresar como esclavos a 20.000. Menos de mil han logrado escapar.

Servio Sulpicio Galba

Paz numantina

Cartago Nova 152 a.C.- Tras recibir como refuerzo diez elefantes y cien jinetes númidas, Nobilior se volvió a dirigir a Numancia rechazando la oferta de paz de los numantinos e iniciando un asedio fracasado. Es por ello que Marco Claudio Marcelo, nieto del Marcelo conquistador de Siracusa, a tomado el relevo al frente de la campaña. A su llegada, Marcelo se ocupó de los celtíberos, derrotándolos, y luego tratándolos con benevolencia, intentando así restablecer la paz, lo que levantó las críticas del Senado que le obligó a adoptar una postura más belicista. Fue entonces cuando Marcelo puso sitio a Numancia venciendo a los imbatibles ciudadanos de esta población a cambio de un tratado de paz por el que los celtíberos se comprometen a pagar un crecido tributo. 


Numancia resiste

Cartago Nova 153 a.C.- A pesar de que en el 180 llegó Tiberio Sempronio Graco y firmó treguas y tratados con celtíberos y vacceos, al tiempo que derrotó a lusitanos y vascones, afianzando las fronteras de Hispania, no fue suficiente para apaciguar las tribus de Iberia. Es cierto que el romano consiguió apaciguar esta frontera durante casi 30 años, pero las incursiones a la parte romana de la península se han multiplicado en los últimos años por parte de varias tribus lo que obligó a la República a enviar al cónsul Quinto Fulvio Nobilior con un ejército 30.000 hombres a la península. 

La presencia del ejército romano ha provocado que dos tribus indígenas, los belos y los titos, se hayan refugiado en la ciudad de Numancia. Los habitantes de esta ciudad son arévacos y en tiempos de paz suele albergar a unas 4.000 personas, pudiendo duplicar su población. Rodeada casi en su totalidad por el río Duero es fácil de defender y por lo que se sabe, se ha convertido en refugio de cuantos huyen de Roma. Por esto Nobilior se dirigió a esta ciudad, pero por el camino ha sido derrotado por un grupo de arévacos conducidos por el jefe belo Caros, muerto en combate. Nobilior ha acampado a unos seis kilómetros de Numancia desde donde la asedia confiando en sitiarla pronto.