Lilibeo resiste el ataque latino

Gadir 260 a.C.- A pesar de la dura batalla naval en las costas sicilianas, la ciudad oriental de la isla ha sabido resistir el ataque latino gracias a la poderosa flota cartaginesa. Se confirman nuestras sospechas de que hace dos años los romanos consiguieron apoderarse de uno de nuestros quinquerremes, aprendiendo la fabricación de estas naves de cinco hileras de remos. Así han podido construir una flota semejante a la nuestra en tecnología, mientras que todavía no se pueden equiparar a nosotros en número ni en experiencia náutica.

Roma se ha caracterizado por su táctica a la hora de enfrentarse contra sus enemigos, y en esta ocasión no iba a ser menos. Unas pocas naves romanas fueron capturadas fácilmente, pero poco después salió el grueso de la flota del puerto, al mando de Cayo Duilio Nepote. De esta forma los barcos romanos maniobraron para situarse en paralelo a los nuestros. Esta no suele ser una posición favorable, ya que lo ideal era embestir lateralmente a las naves enemigas, por eso no nos preocupamos. Pero Duilio había diseñado unos palos con garfios en la punta articulados para caer sobre los barcos enemigos y sujetarlos así para permitir el paso de sus soldados a las naves ajenas y combatir en el propio barco como si de una batalla terrestre se tratara. Ante la sorpresiva táctica llevada a cabo por los romanos no tuvimos nada que hacer. El resultado han sido catorce barcos hundidos y treinta y uno tomados, pero contamos con muchos más navíos y Lilibeo continúa intacta.

Estructura de trirreme y quiquerreme.

Cae Agrigento

Gadir, 262 a.C.- La ciudad de Agrigento, ha caído en manos romanas. Ha sido una gran derrota de las tropas latinas que se defienden con soltura en tierra, mientras que por mar nuestra flota demuestra su superioridad, tanto numérica como logística, con creces. 

Es natural que en dos años que dura ya esta guerra con Roma haya caído la ciudad meridional de Sicilia sin el apoyo de los griegos, quienes se rindieron el año pasado. El último rey que quedaba en la Magna Grecia, Hierón II, claudicó frente al ejército comandado por Apio Claudio Cáudex, apodado el zoquete. De esta forma los cartagineses combatimos a los romanos en la isla con tal de defender su pertenencia a nuestro pueblo. Pocas posibilidades tienen los trirremes latinos frente a nuestros sofisticados quinquerremes en esta guerra que han acordado en llamar "púnica" ya que sigue llamándonos fenicios (poeni en latín).


Guerra contra Roma

Gadir, 264 a.C.- Adelantamos la edición de este diario de relaciones con motivo de lo que acontece a nuestra gran nación, y es que Roma, la ciudad que domina ciudades, la potencia latina, nos ha declarado la guerra. Cuando en Sicilia nos hemos aliado con los griegos para arrinconar una vez más a los problemáticos mamertinos, estos han pedido ayuda a la nación italiana y esta ha respondido presta a la petición de ayuda a sus hermanos italianos. Ahora, los últimos reductos de la Magna Grecia que quedaban en Sicilia se enfrentan una vez más a Roma en nuestra compañía por culpa de los soldados que dejó en la isla Agatocles. 


Hegemonía de Roma en la península itálica

Gadir, 270 a.C.- Roma domina toda Italia gracias a las victorias en esta última década contra Pirro, rey de Épiro. Ha conseguido el favor de todas las tribus y antiguas ciudades del sur de la península y lo que anteriormente se conocía como Magna Grecia. Y también se ha ganado el respeto de los pueblos del norte, galos en su mayoría. Es reconocida como una gran potencia, aunque no se puede equiparar a la potencia y dominios de los que hacemos gala los cartagineses, dueños y señores del Mediterráneo occidental.

Las llamadas "Guerras Pírricas" no sólo han provocado el dominio de Roma en toda Italia, sino también la estabilidad en la isla de Sicilia, que tantos quebraderos de cabeza ha provocado a Cartago.  Los mamertinos han quedado recluidos y actualmente toda la isla es cartaginesa a excepción de la Siracusa. Ptolomeo II de Egipto ha querido firmar este mismo año un acuerdo de amistad con la república latina en reconocimiento a la importancia adquirida. Mientras que en Iberia la situación se mantiene estable.


Victoria pírrica en Heraclea

Abdera, 280 a.C.- Tras la conquista de Macedonia a manos de Épiro y su otra vecina, Tracia. Ahora el reino de Pirro ha encontrado un nuevo campo de batalla en la Magna Grecia contra la pujante Roma. En Heraclea, ciudad griega de esta región, al sur de Italia, ha tenido lugar el primer enfrentamiento entre latinos y helénicos.

Roma acudía a la región en ayuda de la ciudad de Thurii acosada por Tarento. Los tarentinos se burlaron de los latinos por su mala pronunciación del griego, y orinándose en la capa del delegado romano prácticamente firmaron su sentencia de muerte. Al comprender que habían provocado la furia de la primera potencia de la península itálica pidieron ayuda a un rey que, por la paz que llevaba estos últimos años, ya tenía ganas de combatir, este era Pirro de Épiro. Así hace un año se declaró la guerra entre los dos ejércitos más sofisticados del mundo: la legión romana y la falange macedónica.

En Heraclea, una ciudad equidistante entre Tarento y Thurii, tuvo lugar la batalla entre 30.000 legionarios y 25.000 macedónicos en compañía de 20 elefantes que atemorizaron a los romanos. Y a pesar de que ningún legionario se dejó llevar por el pánico ni huyese, Pirro se alzó con la victoria. Así ha seguido conquistando una por una las ciudades del sur de Italia. Ahora mismo pasa el invierno en Tarento, mientras la que ha pasado a denominarse Guerra Pírrica, sigue librándose a 40 kilómetros de la ciudad de Roma y con la negativa de esta a proclamar la paz "mientras queden soldados extranjeros en Italia" según a afirmado su senado.

Entre tanto, y durante esta última década, cabe destacar la estatua que ha levantado Rodas en honor a la resistencia a Demetrio. Una estatua del dios del sol de 35 metros de alto que se ve en todo el puerto de la ciudad y que ya se conoce como "El Coloso de Rodas". También este año han concluido las obras de una enorme torre de unos 150 metros de alto en Egipto bajo el reinado de Ptolomeo II. El edificio, a la entrada del puerto de Alejandría, se ha construido en la isla de Faros y con la hoguera que mantiene encendida en su cúspide ilumina y guía a los barcos que por allí navegan, bajo la  atenta mirada de la estatua de Poseidón que culmina la obra. También destaca como obra monumental el mausoleo de Alejandro Magno cuyos restos ya se han trasladado desde Menfis a la ciudad que lleva su nombre.