Gadir, 340 a.C.- El ejército comandado por Asdrúbal y Amílcar, para derrotar al griego Timoleón en Sicilia, ha fracasado. El resultado han sido 10.000 muertos y 5.000 prisioneros en una batalla perdida a manos de nuestros enemigos y con el clima en nuestra contra. A pesar de que superábamos en gran número a los griegos se desató una espesa niebla en el valle del río Crimiso, al oeste de la isla. Cuando esta se disipó sólo la parte más valiosa del ejército había cruzado el río, mientras que el gran contingente quedó en la otra orilla. Para cuando hubo cruzado el resto, la caballería y las tropas de élite sucumbieron. Entonces se desató una tormenta con viento que hacía que la lluvia cayese en nuestra contra. De esta forma nuestro ejército se vio obligado a retroceder hacia el río desbordado, y cuando se rompieron nuestras filas muchos murieron ahogados.
Esta batalla viene a ser el colofón de un periodo en el que Sicilia ha estado sumida en el caos. Muchas de sus ciudades combatían entre sí, y mientras unas pedían ayuda cartaginesa, otras solicitaban el apoyo de la Magna Grecia. Así hasta que Cartago puso sitio a Siracusa, la cual pidió a Corinto que enviara a un general griego capaz de unificar las polis en nuestra contra. Así llegó Timoleón con mil hombres en diez naves a Reggio, una ciudad griega al sur de Italia. Allí nuestra flota le exigió que volviera a Grecia. Timoléon pidió discutir la cuestión en el concejo ciudadano de Reggio y retrasando la discusión sus barcos se hicieron a la mar en secreto. Incluso él mismo se escabulló, pero cuando los nuestros se dieron cuenta ya era tarde y Timoleón tomó Siracusa.
Con todo, confiamos en que las relaciones en Iberia de las polis griegas de Sagunto y Emporion o Rosas con los cartagineses se verán afectadas en la menor medida posible. Por otro lado aprovechamos esta edición para congratularnos de la renovación de nuestra alianza con aquella ciudad en medio de Etruria llamada Roma. No sólo hemos podido renovar nuestros acuerdos comerciales, sino que también hemos conseguido el reconocimiento del cabo de Palos como límite de las zonas de influencia de Cartago y Massalia, colonia griega que queda a partir de ahora bajo la protección de Roma. En cuanto a Macedonia sigue creciendo en los Balcanes y sometiendo a Grecia al control de Filipo II. Tracia también se ha visto acosada con una gran invasión por el sur y en la actualidad la ciudad de Bizancio es disputada entre Filipo II de Macedonia y Artajerjes III de Persia que vuelve de su invasión a Egipto, cuyo faraón ha tenido que huir a Nubia.